viernes, 3 de septiembre de 2010

El Loco Giuseppi Arcimboldo

Giuseppe Arcimboldo


El Otoño

El Invierno

El verano


La Primavera

El Agua, de su serie: Los Elementos de la Antiguedad


La tierra, de su serie: Los Elementos de la Antiguedad

Retrato de Rodolfo II

En el mapamundi, en estos días, (03/septiembre/2010) el hemisferio sur donde yo habito, estamos en los últimos días del invierno frío y húmedo, acá en Lima – Perú, en el hemisferio norte pasan por los últimos días del verano, si nos imagináramos que rostro humano tiene el invierno o que rostro tendría el otoño, ¿como sería? y ¿como nuestra psiquis lo figuraría?, pues existe un pintor que plasmó los rostros de las estaciones, este fue: Giuseppe Arcimboldo, de antemano hay que estar medio loco para imaginarse los rostros de las estaciones, pero que pintor auténtico no tiene una imaginación desbordada y transforma la realidad a su gusto, si no citemos a van Gogh o al dibujante J.J. Grandville, si Paúl Cézanne quiso sintetizar la realidad en figuras geométricas y dio pie al cubismo de Picasso y Georges Braque, Arcimboldo llenó de vegetación y animales a una persona cuasi humana.

También conocido por sus trabajos manieristas del rostro humano a partir de flores, frutas, plantas, animales u objetos; también hizo una alegoría de los elementos de la antigüedad: el agua, la tierra, el aire y el fuego.

Giuseppe Arcimboldo, nació en Milán 1527 - Milán; 11 de julio de 1593), fue un pintor italiano, fue hijo del pintor Biagio. Estuvo al servicio de los Habsburgo entre los años 1560 y 1587. Se cree que trabajó también en la Italia meridional y que tuvo un taller propio y discípulos en Roma, En 1562 se convirtió en retratista de corte de Maximiliano II en la corte Habsburgo de Praga. Fue también el decorador de corte y diseñador de trajes. El rey Augusto de Sajonia, que visitó Viena en 1570 y 1573, vio la obra de Arcimboldo y le encargó una copia de sus Cuatro estaciones que incorporara sus propios símbolos monárquicos. Su obra convencional, consistente en pinturas tradicionales del género religioso, ha caído en el olvido. No ocurre lo mismo con sus «caprichos» alegóricos, cuadros en los que las naturalezas muertas, los conjuntos de flores, frutas, mariscos o peces, crean figuras simbólicas. En efecto, estos retratos pre-surrealistas de cabezas humanas hechas de verduras, frutas y raíces, fueron muy admirados por sus contemporáneos y aún hoy suscitan fascinación. Los críticos de arte están debatiendo actualmente si estas pinturas eran caprichosas o el producto de una mente que raya con la locura. Arcimboldo murió en Milán.

Las extrañas obras de Arcimboldo, especialmente sus imágenes múltiples, fueron redescubiertas a principios del siglo XX por artistas surrealistas como Salvador Dalí.

Me da la impresión de que Arcimboldo es en la pintura lo que es Grandville en el dibujo y la ilustración, ambos en sus obras hay un derroche de recrear el mundo, con una imaginación desmesurada que nos provoca admiración y un poco de temor que no tiene explicación, al menos a mí me dá esa sensación al contemplar la obra de ambos maestros.